Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY
promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el
fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la
lectura entre los más jóvenes.
Andersen es el autor de muchos clásicos de la literatura infantil: El
soldadito de plomo, El patito feo, La sirenita, El traje nuevo del
Emperador, La reina de las nieves, La princesa y el guisante...
La Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY)
es un colectivo sin ánimo de lucro. Está compuesto por asociaciones y
personas de todo el mundo comprometidas con la idea de propiciar el
encuentro entre los libros y la infancia.
Cada año una Sección
Nacional tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del
Día del Libro Infantil y selecciona un escritor/a y a un ilustrador/a de
su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos los niños del
mundo y el cartel que se distribuye por todos los países, y se promueva
la celebración en las bibliotecas, centros escolares, librerías...
Este año le corresponde a la sección de Rusia que difunde el mensaje del poeta Sergey Makhotin y el cartel del Mikhail Fedorow.
ESTE ES EL TEXTO DE ESTE AÑO:
En mi
más tierna infancia me gustaba construir casitas con bloques y todo
tipo de juguetes, solía usar como tejado libros infantiles ilustrados;
en sueños, subía hasta el interior la casa, me acostaba en la cama hecha
con cajas de cerillas y contemplaba las nubes o el cielo estrellado,
todo dependía de la imagen que más me gustase.
Instintivamente,
seguí la ley de vida de todo niño que busca inventarse un ambiente
cómodo y seguro, para conseguirlo, un libro infantil fue de auténtica
ayuda.
Después
me hice mayor y aprendí a leer, en mi imaginación, un libro comenzó a
parecerse más una mariposa o incluso un pájaro, que a un tejado. Las
páginas del libro eran como alas y susurros. Era como si el libro
situado en el alféizar saliera volando inesperadamente por la ventana
abierta hacia espacios desconocidos. Lo cogí, lo empecé a leer y el
libro se tranquilizó. Después lo seguí a través de otros mundos y
parajes, mientras mi universo imaginario se iba extendiendo.
¡Qué
alegría tener un nuevo libro en mis manos! Al principio no sabes de qué
trata, te resistes a la tentación de abrirlo por la última página, ¡y
qué bien huele! No es posible descomponer su olor: tinta, pegamento… no,
no lo es. Tiene un aroma especial a libro, uno excitante y único. Las
puntas de algunas páginas se pegaban como si el libro no se hubiera
despertado aún, se despierta cuando lo empiezas a leer.
A
medida que vas creciendo el mundo de alrededor se va complicando. Te
enfrentas a cuestiones que incluso un adulto es incapaz de resolver. Sin
embargo, es conveniente poder compartir las dudas y los secretos con
alguien, por tanto aquí es cuando el libro viene en tu ayuda.
Probablemente muchos de nosotros nos hemos planteado: ¡yo he escrito
este libro! Y el personaje favorito de pronto parece ser como tú. Vive
los mismos problemas y los trata con dignidad; otro personaje no se
parece a ti en nada pero quieres que sea como tu ideal, pretendes ser
tan valiente y capaz como él.
Me
hace reír cuando un chico o una chica dice “no me gusta leer”, no les
creo, seguro que toman helado, juegan y ven películas muy interesantes.
En otras palabras, les gusta divertirse. La lectura, frente el
desarrollo de los sentimientos y la personalidad, no es una tarea tan
agotadora, si bien, ante todo, es un gran placer.